https://www.youtube.com/watch?v=mlU_8RqQOXs
A Thai man and a tourist got involved in a heated dispute on the MRT Friday afternoon that would have seen them come to blows if another passenger hadn’t stepped in two separate the pair.
It all started after the tourist bumped another passenger with his luggage and for the hot-headed Thai man, his apology wasn’t enough so he let loose on the tourist with a tongue lashing, telling him at one point, “Go your f**king country”.
The tourist replied by saying, “Go to police station” which the Thai guy interpretative as “You wanna fight?”.
Challenges to a fight kept coming as do childish attempts to goad the holidaymaker into a square go.
When the train stopped at the next station the Thai guy asks someone to get security… was he going to report himself for trying to hit and kick the tourist?
If it wasn’t for the passenger with the backpack, this could have got messy.
El país de la sonrisa caducó.
El país de la sonrisa desde hace tiempo es Myanmar.
El tai peleón parece un conato de ladyboy sin dinero para hormonarse.
Camboya me sorprende gratamente.
Los dos son chinarros. Serían un chino y un thai
Cuando sueltan pasta nadie les pide que vuelvan a su país.
No he estado en Myanmar pero ese país lo asocio a tercermundismo hardcore y todo lo que ello supone, Camboya es mi asignatura pendiente a ver si el año que viene...
Tercermundista hardcore, jajaja, qué bueno. Algo sí que es pero se ha desarrollado bastante desde hace unos años. Pasó de ser un país salido del genocidio comunista a un lugar con aspiraciones.
Hay marcheta pero nada de gogo-bar aunque encuentras donde ponerla en caliente con facilidad.
Te subes en un tuk tuk y preguntas por chicas. Asunto arreglado. En una ocasión crucé, la frontera con Birmania, fui a un prostíbulo y volví a Tailandia.
Ostis... Si es que es verdad que no hay nada como la experiencia.... Eso me recuerda un episodio en Laos, en la capital, Vientiane: Estaba yo en la avenida que corre paralla al rio, paseando sin rumbo en la noche laosiana, y de repente me encuentro una especia de cancha de baloncesto pero sin tableros, en la que una sujeta oriental, de edad aparente sus cincuentas, esto es, que serían sesentas, con un radioloro gigante tipo negrata de Miami, y un atuendo deportivo que no cuadraba nada con la noche comunista (hablamos del 2005, o por ahí, y Asia ha cambiado tanto desde entonces...) estaba sentando sus reales, o, digamos, sus esterillas, y decidí para para ver en que acababa toda aquella tramoya.
Poco a poco fueron llegando chinorris de bastante buen ver, muy apretadas algunas, para ser fauna local, otras más discretas, y hasta algún/a farang con pinta de saber lo que estaban haciendo.
En esto que el loro comienza a cacarear música de chundachunda de esas del fitnes y tal, y la tropa, bien comandada por la cincuen-sesen-tona, inicia un movimiento epiléptico coordinado tipo hebefrénico-militar que me deja momentaneamente descolocado.
Mira tú, los commies estos! Se han puesto supercalifragilisticoespialidosos con esto de estar en forma, pero en vez de irse al gimnasio, se lo montan en plena via pública.... Nada que no haya visto en el parque Kennedy de San Francisco, pero vamos, que esto es una república comunista... O no?
Bueno, da igual. La moraleja del abuelo Malandro Cebolleta es que, dada mi probable cara de regordete rijoso, ante las bamboleantes nalgas y traviesos pechitos saltarines, se me acercó un agudo conductor de tuktuk y me interpeló en su lainglish, hasta que puede comprender (bumbum, fue la palabra clave) que me ofrecía los servicios de alguna hetaira de rasgos rasgados. Decliné el ofrecimiento porque me daba yuyu, y porque el espectáculo me estaba entreteniendo bastante.
Pasó un buen rato. Los músculos y las glándulas seguían sus cimbreantes caminos, arriba y abajo, abajo y arriba, y mis ojos hacían su parte de entrenamiento abajo y arriba, arriba y abajo.
Pero todo lo bueno tiene un fin. Esto lo sé hoy, y ya lo sabía el tuktukero incisivo en aquel entonces. El hombrecillo desdentado había esperado pacientemente a que yo concluyese mi lúbrico banquete visual, y tornó a impelirme a consumir su mercancía. Yo, sin cosa mejor en que derrochar mi tiempo, decidí pegar un poco la hebra, haciendo caso omiso de la agresión óptica y nasal que suponían su aberrante y cariada dentadura junto con el aliento alcantarillero que se gastaba.
Así, entramos en materia con las hostilidades habituales: Jau mach? Guz guerl? priti? jau long?
No recuerdo los detalles y, dado el salto temporal que nos separa, solo serían útiles para propósitos estadísticos pues, como hemos dicho, Asia cambia a velocidad de nausea, y los precios también. Lo cierto es que por aquellas épocas yo aún no me había iniciado en las artes del crapuleo, por lo que nuevamente rechacé las ofertas del esqueje de proxeneta que me tentaba con el pecado desde la breve madriguera de su tuktuk.
La íltima frase (eso creía yo) que me dirigió fue: llu gueit jia.
Yo me dije: pues va a ser que no, oye, no te voy a esperar aquí, no sea que me aparezcas con un amigo katanero de esos de las pelis del brus li y me dejes echo fosfatina, que esta noche laosiana está mal iluminada, es algo tarde, aquí no hay vivalma, y si me rajas la tripa voy a hacer una triste figura, que ya he cenado. Así que Villadiego debe ser por allí.
Me encaminé, para culminar la noche con un poco de hedonismo, hacia la terraza que en aquel tiempo había junto a los bancos de arena del Mekong, y desde el cual esa misma tarde había contemplado un glorioso ocaso, con sus barquitas d epescadores echando las redes en cinematográfico equilibrio, sus reflejos dorados, su martini y su musiquichi tipo relaxsoysupercoolqueguayqueesestotanchill.
Acabado mi martini, decidí que había llegado la hora de encamarme.
Me dirigía hacia el hotel cuando constaté que eso mismo se le había pasado por el melón al pedronavaja pulgoso aquel.
Sí, aún me seguía. Pero ya no estaba solo.
Los de la katana?
No! Las del katanazo entre las piernas! En esta ocasión, el desastrado sujeto se hacía acompañar de siete (siete, 7, sí, lo habéis leido correctamente) jovenzuelas asiáticas, esmirriadas, poco cubiertas, de escandalosa juventud y variable grado de hermosura.
Yo me quedé con cara de bobo, no sabiendo si reir o correr.
Opté por lo más barato y fácil: Mirar. Parapetado tras la barrera de mis gafas, mi pasaporte farang y la oscuridad húmeda que me hacían sentir levemente a salvo, paseé mi mirada larga y lascivamente por los cuerpos, los rostros, los gestos y la juventud de aquellas malhadadas.
Y de repente, me entró un escalofrío. Creo recordar dos motivos para ello: Por una parte, el deseo que se encendión en mí; pero sed comprensivos: la carne, la noche, el calor insoportable de la brisa, preñada de humedad y aromas florales, el exotismo, lo inesperado..... Pero, del otro lado, el sentido común, aún suficiente, gracias a la cortedad del trago nocturno, me decía que estaba siendo acosado por un lamentable pimp polichinélico que arrastraba con él una troupe de famélicas crias, de edad indefinible, y todo ello en una extraña república comunista donde nada era lo que parecía, ni tampoco lo contrario, y ni siquiera tenía la Lonely Planet para que me sacase del lio.... Habría un policía en la esquina parasacarme los cuartos por cometer algún acto ilegal? De donde salían esas chiquillas? Qué edad tenían, pobrecillas? Serían sus dientes como los del chulo que las mangoneaba? A qué olerían? Estarían enfermas? Serían muy pobres? Me darían pena? Y mi conciencia? Y la salvación eterna de mi alma? Y los delfines?
En fin, que me faltó alcohol.
Acabado el periplo visual, pesó más el miedo que la curiosidad.
Calé el chapeo, requerí la espada, fuime y no hubo nada......
Bravo! Aunque esa noche no lo estuviste.
No, me rajé como una sanguijuela, pero bueno... Otras vendrán que bueno me harán... Jejejej!
Por cierto, comenta Garrido-Julve que el Climax ha muerto.
Viva el Climax!
Vaya lástima, ahora que ando por estos lares... ¿tiene sustituto?
Luis dice que el Insanity es el nuevo refugio de la fauna climática, pero que en breve va a cambiarse al soi 11, así que a ver cómo queda la cosa. Yo me temo que no podré pisar Siam en algunos meses, así que hasta entonces espero que las aguas vuelvan a sus cauces y que todo cambie para seguir igual....
Oye, y por dónde te mueves, ahí en el paraiso?
Yo soy más de chiringuitos de calle que no cierran y zorrillas siempre andan por ahí, la esquina del soi 13 es mi sitio, pero hace un tiempo, hay demasiado camello africano y puta africana igualmente. NO es por racismo pero a las thais las espantan, no consumen (bebidas), no hacen ambiente, pero confío en que vuelva lo que había hace unos años.
Es cierto, se veían muchas negritas por la calle, paseando, supongo, por Sukhumvit, al menos entre el 4 y el 23, que era mi paseo habitual para hacer un poco de deporte mientras estuve alojado en el 7/1 (no es que viviese en un seven eleven, no, es que estava en un hotel del soi 7/1). Era evidente que no se mezclaban las razas, las negritas correteaban por la calle o se mantenían a una cierta distancia de los locales con neones -del Thermae, por ejemplo- mientras que las thais hacían sus corrillos o se mantenían en grupitos en las entradas de dichos locales. De todas formas, tengo que admitir que las más llamativas a lo lejos eran demasiado altas y demasiado maquilladas para no ser ladyboys.... Lagarto, lagarto... Entre que de noche todos los gatos son pardos y que yo ya no veo nada bien, no sé lo que pensar del asunto.
Por cierto, viendo el asunto por googlemaps, en la esquina del 13 hay un restaurante. Qué tal es? Te gusta por ser farang-friendly o simplemente porque está allí? Parece un buen sitio para admirar el paisanaje, desde luego.
Malandro yo estoy alejado del mundanal centro, estoy por la zona de bang khen.
Alguna vez cojo el Bts y bajo a los infiernos
Anda, así que has ido a Krung Tep a hacer un retiro espiritual.... Sí señor, menos mal que hay alguien serio!
No va a ser todo crapuleo.... :-)
Jajaja, pues más o menos Malandro
Hay que ser buenos
Hay un restaurante para británicos y similares con pantallas de tele, etc. Yo me pongo en la puta calle junto a las ratas.
Que son las que se lo saben todo.... Jajajaja! Jolines, Herr, a este paso te vas a convertir en una auténtica leyenda....
Sigo pensando que, o bien te curras una autobiografía bien intensa, o alguien (y yo sé quién podría hacerlo) va a tener que escribírtela...
Piénsalo, piénsalo.... Yo creo que material no te falta y lectores te iban a sobrar...