El centro de Bangkok se ha salvado de las inundaciones, pero no ha sido así en la periferia de la ciudad y en las provincias aledañas. Muchos opinan en Tailandia que se ha protegido a los ricos del centro a costa de los pobres agricultores.
Prayuth Khamken tenía en la provincia de Nakorn Phatom, muy cerca de Bangkok, un terreno en el plantaba verduras. Lo tenía hasta el sábado, que quedó completamente anegado. Más de un metro de agua inundan sus tierras. “La cosecha ha quedado destruida al cien por cien”, afirma el agricultor resignado. “Me marcho. Tenemos todavía tierra en el norte de Tailandia. Tal vez no regresemos nunca”.
En el corazón de Bangkok sin embargo se respiraba hoy aliviado. “Hemos quitado el tapón de la bañera y estamos sentados en el balcón con una copa de vino”, relata ya relajado un empresario extranjero. Al igual que los residentes del centro de la capital tailandesa, había ordenado varios bidones de 20 litros de agua y había llenado la bañera de agua. El hecho de que ahora pueda ir a trabajar con el agua por el tobillo es para él un razón suficiente como para brindar.
Los residente del barrio Thon Buri, en la orilla oeste del río Chao Phraya no han tenido sin embargo tanta suerte. Sus calles están inundadas. “Ahora encima han racionado el agua”, exclama Nattaporn Boonthawatchai. Como el agua corriente llega sucia por las inundaciones, el proceso de depuración es más largo, argumentan desde el servicio de la distribución del agua potable.
El centro de Bangkok se ha salvaguardado de las inundaciones a costa de los barrios y las provincias colindantes y las autoridades no han intentado esconder que la situación es así. En el norte de la ciudad construyeron enormes diques y desviaron el agua en dirección este y oeste. Se intentó a toda costa que el centro, donde se encuentran los bancos, las sedes de las grandes empresas, los hoteles y numerosos extranjeros, permaneciera seco.
Ya hace dos semanas la población rural manifestó su enfado cuando se conocieron los planes. En sus campos el agua sobrepasó los cuatro y los cinco metros, se lamenta Cha-em Limswat. “Quieren proteger Bangkok a costa de Ayutthaya”, señaló en declaraciones al “Bangkok Post”. Junto con otros 300 residentes se manifestó en contra del levantamiento de nuevos diques de contención.
En el distrito anegado de Don Muang, al norte de Bangkok, los residentes derribaron detrás del templo Nawong Tempel una barrera, informó el diario “Nation”. En la provincia de Pathum Thani, la jefa que gobierno
Yingluck Shinawatra ha puesto en juego su peso político para calmar a los residentes enojados. Las excavadores abrieron una calle para poder desviar el agua de las inundaciones, evitando así que vaya a Bangkok.
“Pienso en vosotros, en todos vuestros sacrificios”, cita una emisora a la jefa de gobierno. “Si esperamos a que las compuertas en el norte de Bangkok estén dañadas, las masas de agua inundarán Bangkok y los extranjeros perderán la confianza en que podemos proteger nuestra capital”, dijo Shinawatra, quien además prometió compensaciones plenas a los afectados.
La jefa de gobierno podría pagar un precio caro por ello. La base de su poder es precisamente la población rural y los residentes de los barrios populares al margen del elegante centro. En un país con fuertes divisiones políticas entre ricos y pobres, Shinawatra ganó en julio pasado a un gobierno que contaba con el apoyo de la arraigada elite.
“Anegar el depósito de Chao Phraya para salvar Bangkok es un reflejo de la crisis política en Tailandia”, afirma el politólogo tailandés Thitinan Pongsudhirak en el diario británico “The Guardian”. “Los pobres y oprimidos contra las elites urbanas”, dijo. Y subrayó, por sentido de justicia, hubiese tenido sentido que se anegara una parte del centro de Bangkok.
Fuente: La Radio del Sur