La crisis de los pepinos españoles llega a Tailandia

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La prensa tailandesa está dedicando mucha atención a lo que para Tailandia es un problema geográficamente muy lejano. El caso de los pepinos españoles ha provocado en los periódicos de lengua inglesa de Bangkok una curiosidad que ha producido numerosos titulares: "Europa se pasa la pelota con la culpa del E.Coli"; "Los pepinos españoles no son los causantes de las muertes"; o "La epidemia de E.Coli no amenaza Tailandia".

Aquí no se han importado nunca pepinos españoles, sospechosos en principio de 33 muertes y 3.000 afectados hasta hoy. No se importa verdura de Europa, sólo manzanas, peras o cerezas que aquí son frutos exóticos. Por ello las autoridades sanitarias dan escasa importancia al posible impacto de la epidemia de intoxicaciones alimentarias por el bacilo E.Coli. La Asociación Tailandesa de Agencias de Viajes ha manifestado que la contaminación de verduras con E.Coli no tiene porqué preocupar a los turistas tailandeses que viajen a Europa. No se han producido cancelaciones de excursiones hacia destinos europeos.

El Ministerio de Salud recuerda al público la conveniencia de comer alimentos bien cocinados, no crudos y lavarse bien las manos después de ir al lavabo. Esta última advertencia está especialmente dirigida a la población rural que utiliza la mano izquierda y agua en lugar del papel higiénico después de defecar. La derecha es la que utilizan para comer.

El Departamentos de Control de Enfermedades está en alerta siguiendo las recomendaciones que la OMS ha dado a todos sus miembros para que comuniquen y localicen los nuevos casos.

Por cuanto antecede este país sigue consumiendo diariamente grandes cantidades de los deliciosos pepinos que produce Tailandia y especialmente de los incomparables y tiernos pepinillos blancos que no pueden faltar en la presentación de muchos platos de la renombrada cocina thai. Ni pepinos, ni tomates, ni lechugas faltarán en nuestras ensaladas sin la preocupación por el bacilo productor de fatales diarreas.

Fuente: FRANCISCO CAULES en La Vanguardia