Indonesia se plantea trasladar su capital al constatar que Yakarta, una de las ciudades más pobladas del mundo, ha llegado al límite del colapso por sus constantes inundaciones, la vulnerabilidad a los terremotos, el insufrible tráfico y la falta alarmante de infraestructuras.
Yakarta ostenta el dudoso honor de ser la mayor ciudad del mundo sin metro y su peculiar geografía física -dos quintos de la ciudad están por debajo del nivel del mar- dificulta en gran medida la mejora de las redes de transporte de esta macrourbe.
La idea de construir una nueva capital no es reciente -ya se lo había planteado el presidente Sukarno en 1945- y se tienen en cuenta el ejemplo de Malasia, que convirtió Putrajaya en la sede administrativa pero mantiene a Kuala Lumpur como centro de negocios, o el modelo de Brasil y Australia, con Brasilia y Camberra respectivamente.
"Si somos honestos y objetivos, Yakarta ya no es ideal", reconoce el presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono.
El Gobierno baraja varias opciones para el futuro, la más radical es llevarse a un lugar más adecuado la Presidencia y todas las instituciones nacionales.
"Yakarta ha alcanzado su límite. No hay más espacio para desarrollo urbano y esta situación tiene un gran coste social, económico y psicológico", sostiene Sonny Keraf, ex ministro de Medio Ambiente y profesor en la Universidad de Indonesia.
De hecho, las autoridades capitalinas calculan que cada año la deficiente red de tráfico supone un gasto adicional de 3.100 millones de dólares (2.202 millones de euros).
Los detractores argumentan que esta decisión supondría abandonar a su suerte a la actual capital, renunciar a mejorarla, pero incluso los que apoyan la medida no se ponen de acuerdo sobre el lugar donde debería reubicarse.
El destino con más probabilidades es la pequeña urbe de Palangkaraya, en la isla de Borneo, con apenas 200.000 habitantes y con espacio para crecer por las selvas que la rodean.
Las principales ventajas de esta opción son la posibilidad de planificar una capital prácticamente desde cero, su cercanía a países como Malasia, Singapur y Brunei y que la zona está más a resguardo de los desastres naturales.
Los mayores inconvenientes son que pone en peligro uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo, además del coste del proyecto, unos 11.000 millones de dólares (7.823 millones de euros), porque hay que empezar de cero.
Yakarta, con una población de 25 millones de personas en su área metropolitana, necesita una solución y no puede espera, advierten los expertos.
Los habitantes de la capital, ante la falta de soluciones de la administración, han tenido que recurrir al ingenio en esta jungla urbana: desde alquilarse como pasajeros para atravesar zonas de la ciudad que sólo admiten el tránsito de automóviles con un mínimo de tres ocupantes a ofrecerse como mototaxistas capaces de serpentear peligrosamente los vehículos de cuatro ruedas para llevar al cliente a tiempo a su cita.
Mientras tanto, en la fachada marítima de Yakarta acecha otra amenaza: los geólogos han comprobado que el terreno se hunde varios centímetros cada año.
En esta zona, poblada por construcciones precarias y barracas a sólo unos palmos del nivel del mar, las inundaciones son una constante incluso en la estación seca.
Casman, un indonesio de 36 años que reside en una de estas casas, explica que los vecinos tienen que soportar cada día inundaciones de más de 80 centímetros que traen consigo restos de comida, residuos industriales y excrementos.
Si la mudanza se llevase a cabo, Yakarta mantendría durante un tiempo su influencia económica gracias a su poder comercial y al peso de su puerto hasta que las compañías decidiesen trasladarse a la nueva capital para mantenerse cerca del centro administrativo.
De esta forma comenzaría el lento declinar de Yakarta, cuyo anterior nombre, Jayakarta ("victoria completa" en javanés), no le asegura figurar como la capital invicta en la historia de Indonesia.
Fuente: Agencia EFE