Cuando uno pasa por los mostradores de inmmigración en Tailandia y Singapur se encuentra uno con dos primeras impresiones bastantes reveladoras.
No entaré en el detalle de que Singapur nos deja estar 3 meses, nos desean una feliz estancia y nos sonríen. En el país de las sonrisas, ya se les han agotado.
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Un cestillo con caramelos en Singapur. Un amplio folleto con todo lo que nos está prohibido hacer y sus consecuencias si lo hacemos en Tailandia.
Sólo fui a dar una vueltecita unas horas, pero sí nos habríamos podido ver en el aeropuerto. Ya habrá ocasiones.