Una delegación del Ministerio del Interior tailandés ha estado en España para conocer la estrategia de nuestros especialistas en la lucha contra el terrorismo, tanto en el campo operativo como los de análisis e inteligencia.
El país asiático ha elegido el nuestro por dos motivos: uno, por la larga experiencia que tiene en el combate contra ETA; y otro, por ser el único de la Unión Europea que todavía sufre la existencia en activo una banda terrorista de corte independentista.
Y es que Tailandia también está azotada por una organización separatista que reclama, en el sur del país, la región de Pattini, en la que desde 2001 se ha desatado una oleada de violencia que crece año a año. Esta coincidencia, la de contar con un terrorismo de origen independentista, fue también argumento para que el Gobierno tailandés quisiera conocer el modelo español y sus métodos.
Durante la visita, la delegación se entrevistó con responsables del Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA), y de los servicios de Información de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía.
Especialmente, valoraron el modelo del CNCA, en el que, junto a expertos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la lucha antiterrorista, trabajan agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y de Instituciones Penitenciarias.
Aunque la mayoría de los asuntos abordados estuvieron relacionados con los ‘terrorismos autóctonos’, los representantes del ministerio del Interior tailandés también se interesaron por cómo España afronta el fenómeno yihadista.
Tailandia, que también sufre el terrorismo islamista, tiene dentro de sus fronteras la principal ‘fábrica’ de falsificación de documentos de identidad. A nivel internacional, es el epicentro de esta actividad delictiva, que tiene como ‘clientes habituales’ a diferentes franquicias de Al Qaeda y a potentes organizaciones criminales de Asia.
El largo brazo de esta ‘fábrica’ ha llegado hasta España. El pasado mes de enero en Cataluña, dentro de la ‘operación Kampai’, fueron detenidos siete individuos que envían a Tailandia, para que fueran falsificados, los documentos de identidad que robaban en nuestro país. El destino de estos ‘papeles’ era facilitar el tránsito de fronteras de células de yihadistas.
Fuente: El Confidencial