Entrevista a José Luis Olaizola: "sólo en Bangkok se cuentan 50.000 prostitutas menores de edad"

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¡Somos Uno es una ONG, con sede en Boadilla del Monte, que en colaboración con Jess Foundation, de Tailandia, lucha contra el drama de la prostitución infantil en el mundo asiático. Dos figuras destacan por su esfuerzo, el Presidente y fundador de la ONG, el escritor José Luis Olaizola, que ha destinado las ventas de sus libros en Tailanda a esta causa y el misionero jesuita, Alfonso de Juan, que lleva cuarenta años en Tailandia luchando en los más diversos frentes, contra los poderosos que abusan de los más débiles - refugiados camboyanos, boat people de Vietnam…- y ahora la batalla la tiene centrada en esa lacra de la prostitución infantil

El objetivo principal de esta organización es recaudar fondos para becar los estudios de las niñas y sacarles del círculo vicioso en el que se encuentran y del que es muy difícil escapar.

 

José Luis, ¿cómo fueron los comienzos?

Hace diez años, yo era un escritor relativamente conocido. Durante quince años me había dedicado al ejercicio de la abogacía, había llegado a ocupar puestos de algún relieve en el mundo de la empresa, pero llevaba treinta años dedicado exclusivamente al mundo de la literatura. Uno de mis libros habría de cambiarme la vida, una novela infantil, Cucho, con el que había obtenido, entre otros, el Premio Barco de Vapor.

 En el año 2001 recibí una carta de Rasami Krisanamis, profesora de español de la Universidad de Chulalonghorn, en Bangkok (Tailandia) donde me pedía permiso para traducir Cucho al tailandés, y me decía que no podía pagarme derechos de autor ya que lo dedicaría a actividades sin ánimo de lucro. Le cedí los derechos, pero he de reconocer que no por generosidad, sino por pereza: si ya me costaba cobrar derechos en Francia, que está a la vuelta de la esquina, ¡cómo cobrarlos en un país que estaba prácticamente en las antípodas!

 A los pocos meses, recibí un ejemplar de Cucho traducido al tailandés, acompañado de unas fotos en las que aparecía una modesta escuela y un huerto, con la explicación de que habían sido construidos gracias a los derechos de autor del libro. A partir de ese momento, le fui cediendo derechos de autor de otros libros, y Rasami me fue dando cuenta puntual de lo que hacía con ellos: desde construir pequeñas edificaciones para profesores, estanques de riego, incluso un modesto pantano para atender las necesidades de una escuela, o una fábrica para el cultivo de una especie de hongos muy estimados en Tailandia, o la compra de bicicletas para que las niñas rurales puedan asistir a las escuelas distantes de su domicilio.

 

Hasta entonces, entiendo que no había viajado a Tailandia ni conocía a Rasami en persona ni los frutos que estaba dando su dinero.

 Efectivamente. Hará nueve años, Rasami, como es costumbre en los hispanistas extranjeros, hizo un viaje a España para reverdecer el idioma. Nos encontramos, y me propuso que me desplazara a Tailandia para dar una conferencia a los hispanistas tailandeses. Me resistí pero fue inútil, ya que Rasami es una fuerza desatada de la naturaleza; budista, perteneciente a un movimiento muy estricto, el Santi Asoke, está empeñada en hacer el bien a todo trance. Así que me organizó el viaje, y me fui a Tailandia en compañía de Marisa, mi mujer, donde además de impartir aquellas conferencias, pude conocer a la persona que más influiría en mi futuro y en el de mi familia: el padre Alfonso de Juan, con el que Rasami colabora estrechamente porque, dice que para hacer el bien no hace falta pertenecer a la misma religión.

El padre Alfonso, misionero jesuita, lleva más de cuarenta años viviendo en Tailandia, donde trabajó en campos con más de 400.000 refugiados camboyanos, o con los boat people de Vietnam. Cuando le conozco, está luchando contra el drama de la prostitución infantil.

 

¿Es ese momento entoces cuando empieza a vislumbrar la cantidad de ayuda que hace falta para sacar a estas niñas de la prostitución y la magnitud del problema del turismo sexual en aquel pais?

Según las estadísticas, sólo en Bangkok se cuentan 50.000 prostitutas menores de edad. Niñas que, cuando son vendidas a los prostíbulos de Bangkok o Pattaya, se sienten perdidas ya que, por regla general, procedentes de las zonas pobres del país, o de la frontera con Camboya, ni tan siquiera conocen el idioma tailandés. Niñas que han llegado a quemar el prostíbulo en el que estaban confinadas, arriesgando su vida, con tal de que ardiesen, también, sus explotadores; que tienen un concepto muy bajo de sí mismas; que padecen sida y que son víctimas del gran drama de la humanidad: la pobreza.

En Tailandia se ha creado una industria del sexo -así la denominan- con agentes que recorren los pueblos pobres comprando niñas para trabajar en esa industria. Son niñas que pertenecen, por regla general, a familias desestructuradas, con frecuencia hijas de madres que han muerto del sida, que dependen de una abuela anciana que se deja engañar por los agentes de la industria del sexo. El padre Alfonso entendió que la solución estaba en conseguir retenerlas en sus casas, y creó un programa de becas para proporcionarles una educación útil, que les sirva para aprender una profesión, o un oficio, además del idioma tailandés.

 En aquel primer viaje a Tailandia, hubo un momento clave: el padre Alfonso me expresaba su satisfacción porque acababa de obtener de una azafata de Iberia un donativo para becar a una niña. No pude por menos de mostrarme escéptico: ¿qué significaba eso ante un drama tan generalizado? La respuesta de padre Alfonso fue terminante: "Por lo menos, una". Y esa frase se convirtió en la clave de la posterior actuación de mi familia.

 

¿A su regreso a España decide constituir la ONG Somos Uno?

Si, ya de regreso, con ocasión de una conferencia en Bilbao y de la posterior charla con los organizadores del acto, que querían tener conmigo un gesto de agradecimiento, surgió la oportunidad de hablar del drama de la prostitución infantil en Tailandia y del trabajo del padre Alfonso. No era ni mucho menos nuestra intención, pero al final del evento habíamos recaudado 3.000 euros. Animado, escribí un artículo sobre las becas del padre Alfonso en una revista femenina en la que colaboro habitualmente, y los fondos empezaron a llegar. Seguimos apareciendo en medios… estábamos en un punto de no retorno, así que si, ahí constituí una ONG destinada a la recaudación de fondos para el programa de becas del padre Alfonso. Así nació Somos Uno, una organización sin ánimo de lucro y que podríamos llamar de gestión familiar.

 

De gestión familiar quiere decir que la lleva su familia. ¿pero cómo acogieron la idea, cómo les transmitió el problema?

Todos mis hijos aceptaron crear la ONG sin dudar ni por un momento en su conveniencia. Al principio me decían: ¡en menudo lío te estás metiendo, papá¡ Ahora están orgullosísimos de estar todos metidos en ese lío. ¡Hasta mis nietos¡ En Navidad suelen dar parte o todo su aguinaldo para Somos Uno. Y organizan rastrillos. A Dios gracias somos una familia muy unida, y ninguno duda de que tiene que ayudar en la medida de sus posibilidades. A veces me dicen: ¡Menuda herencia nos dejas, papá¡ Y yo les replico: La mejor que os podía dejar.

 

 ¿Cómo se financia la ONG, de dónde obtienen los fondos?

 En Somos Uno no existen socios con aportaciones fijas y, aunque 200 colaboradores han identificado sus donaciones de fondos, en su mayoría son colaboradores de los que sólo se conoce el nombre. La organización tampoco trabaja mediante el sistema de apadrinamiento, sino que envía los fondos directamente a las cuentas de Jess Foundation, mediante transferencias quincenales o mensuales.

 Jess Foundation (Jesuit Social Services), es una organización local dirigida por el padre Alfonso de Juan, con casi 20 años de experiencia en la lucha contra la prostitución infantil

 Dado que los gatos de gestión de Somos Uno son asumidos por la familia Olaizola a título personal, las donaciones son enviadas íntegramente a Tailandia. Responsables de Somos Uno realizan frecuente visitas al país con el fin de conocer de primera mano la evolución de los programas y a sus beneficiarias, asumiendo también a título personal los costes de estos desplazamientos.

 

 Creo que algo ha tenido que ver su vida de fe en todo esto…

 En mí ha infuido mucho mi concepción cristiana de la vida. No dudo que es algo que Dios ha puesto en mi camino, y que sería un miserable si no respondiera con generosidad.

 

 ¿Podría contarnos algunos casos especialmente significativos de niñas que hayan encontrado un futuro diferente gracias a su ONG?

 Hasta hoy, el programa del padre Alfonso de Juan ha becado más de un millar de niñas, de las cuales cien están ya en la Universidad o en camino de entrar. El que una niña de los arrozales de Camboya, o de Tailandia, lo más ínfimo de la sociedad tailandesa, carne de prostíbulo, entre en la Universidad es, como dice padre Alfonso, cambiar el mundo, aunque sea poco a poco.

 Por ejemplo recuerdo la historia de Yupa, Sus padres la abandonaron con pocos años, y desde entonces vive con su abuela, que no es su abuela, sino una buena mujer que se compadeció de ella cuando la abandonaron. "¡Qué triste debe ser para Yupa el que sus padres no quieran saber nada de ella¡". Y qué preocupación tan grande pensar lo que será de ella cuando se muera esta "abuela", que es muy pobre y está muy enferma. Puede ser fácil presa de la industria del sexo. Viven de una mísera huerta.

 El padre Alfonso, a través de Somos Uno, le acaba de dar una beca de estudios, que no sólo garantiza su educación, sino que le asegura que ya nunca estará sola. Entra a formar parte de la gran familia de las becarias de padre Alfonso. Y de paso le han dado un donativo a la "abuela" que lleva ocupándose de Yupa desde hace diez años.

 Esta es una historia más, porque en Tailandia tenemos ya más de mil niñas como Yupa. A Dios gracias.

 Os dejo una carta de otra de nuestras niñas para que ella misma os dé su testimonio:

 Mi vida presente. Yo la joven Kanya estoy en sexto y último curso de bachillerato. Lo estoy haciendo con la beca de estudios de Somos uno-Jess, por la compasión de padre Alfonso, de 6000 baht. Yo lo uso en lo necesario y con el mayor provecho posible. Mi vida en estos momentos es un poquito mejor que antes, pues mi hermano ha vuelto a casa a ayudar a nuestro padre en el arrozal, y así reducir la carga. Yo trabajo los sábados y domingos, recibo un jornal por barrer, fregar en las casas, cortar hierba, transplantar el arroz… y aunque el jornal es pequeño, ayuda con los gastos cotidianos -agua, electricidad- También guardo parte del jornal de fines de semana, pues lo necesito para pagar el transporte de llevar a mi padre al hospital. Si algo sobra lo guardo para los estudios.

La salud de mi pade ha mejorado mucho porque recibió los consejos de padre Alfonso. Yo me encargo de que coma y tome las medicinas a su tiempo debido, y le doy aliento y ánimos.

Como decía antes, estoy acabando el último curso de bachillerato. No falto a clase ningún día. Quiero hacer estudios superiores, y mi anhelo es estudiar investigación de Plantas y Semillas, con ello sería oficial de gobierno en el área agrícola. En cuanto a la Universidad sería la Universidad Agrícola Nakhorn Phanom, pues en esta universidad hay actividades y proyectos donde se puede sacar algo de dinero, y además, está no lejos de mi pueblo, que me ahorraría los gastos de transporte.

Si de verdad puedo estudiar en la universidad, me empeñaré bien en ello, para hacer del hoy y del mañana lo mejor posible. Creo que no sólo o sino otros muchos necesitan también una oportunidad buena, y por tanto tengo que aprovechar la oportunidad que se me da, de la mejor forma posible. Doy las gracias de todo corazón al padre Alfonso y a Somos Uno.-Jess, que me han concedido la beca escolar, y hare que produzca el mayor provecho. Muchas gracias.

 

Para más información:

www.ongsomosuno.com 

www.jessthai.org

Número de cuenta para colaborar: Caja Madrid 2038 2495 31 6000192025.

Paloma Fernández Arias

José Luis Olaizola

 

Fuente: Ecclesia Digital

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se unió: 31/12/2010 - 20:37

creo que no se tiene que desechar el tema del apadrinamiento seria bueno para esas niñas hablo desde la ignorancia claro

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se unió: 30/07/2010 - 20:22

Uff......! Que cosas mas raras. Enviar dinero a Tailandia para..... Como si Tailandia no tuviera recursos suficientes para erradicar esos problemas, si es que existen. Que va a ser que si.  Sin embargo no me fio de esta gente, no me cuadra.


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se unió: 21/03/2010 - 03:22

Suena todo muy color de rosa ...

Tailandia no tiene nada que ver con Camboya. Hoy en día es un país con muchos recursos, aunque todos sabemos que no siempre se utilizan debidamente. No sé. Como a Brixton, algo me suena raro raro raro.

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se unió: 30/07/2010 - 20:22

Ante unos hechos tan graves, como la prostitucion de menores, aunque sean pocas. Mas les valdria hacer presion mediatica. O presion a sus goviernos para que estos se la hicieran a Tailandia. Que tiene recursos suficientes para evitarlo. Pero perdir limosna, para luego una empresa, creada por toda tu familia, se dedique a repartirla. Me suena mas a timo que otra cosa. Cuando si quieren ayudar a ninos con dinero, en Espanya, tienen suficiente campo y estarian mas de cerca con la realidad del uso del dinero, asi como el mejor aprovechamiento por conocer mas a fondo la realidad socio economico cultural.

Otra opcion interesante, es pedir ayuda economica a la sociedad Tailandesa.


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se unió: 21/03/2010 - 03:22

En Tailandia se levantan edificios más rápido que en España, sí, afortunadamente. Claro que si en España pudiéramos tener a legiones de birmanos y camboyanos trabajando 24 horas los 365 días del año, probablemente también seríamos capaces.

El tema de la prostitución en Tailandia, la infantil más en concreto, está más que trillado. No sé por qué hay alguien interesado en pintar Tailandia como paraíso para la prostitución infantil. Yo me daría una vuelta por Bélgica, que me parece que por allí hay mucha movida pedo.