El terremoto de magnitud 6,8 en la escala de Richter que sacudió el jueves Birmania causó la muerte de 75 personas, según medios oficiales, y un centenar de heridos. Cruz Roja elevó a 120 las víctimas, basándose en testimonios de los médicos que tiene en la zona.
La violencia del seísmo se sintió también en la capital tailandesa, Bangkok, y en la vietnamita, Hanoi, aunque el área más afectada es el noreste birmano, una zona fronteriza con Laos y Tailandia, controlada en parte por mafias del narcotráfico y conocida como el triángulo de oro.
La mayoría de las víctimas se produjeron en la ciudad birmana de Tachilek. "Cinco miembros de mi familia, entre ellos mis padres, han muerto al derrumbarse nuestra casa", explicó a Efe Sai Harn, un popular músico de la región que actuaba en la ciudad cuando ocurrió el terremoto. "Teníamos mucho miedo de entrar en casa por las réplicas", dijo a Reuters una profesora.
Las personas que se han quedado sin casa están en una enorme tienda de campaña colocada sobre un campo de fútbol. Muchos edificios se han derrumbado, entre ellos sedes gubernamentales y 10 monasterios budistas. El hospital de Tachilek también resultó dañado, y tuvieron que ser voluntarios los que practicaran los primeros auxilios, informó la Cruz Roja a Reuters.
Birmania tiene una pobre preparación para aplacar el efecto de desastres naturales, explicaba ayer la BBC. Los sistemas de comunicación y las infraestructuras ya están, de por sí, debilitadas, pero tras el terremoto muchas carreteras y puentes han quedado destruidos. Algunos vecinos contaron a la BBC que solo en los pueblos de Tarlay y Mong Lin habían fallecido 60 personas.
Fuente: El País