La primera ministra de Tailandia, Yingluck Shinawatra, declaró este lunes superado el peligro de que empeoren las inundaciones que afectan a áreas de Bangkok y consideró que hará falta que transcurran al menos tres meses antes de que las zonas industriales anegadas puedan reanudar sus actividades.
"La situación ha mejorado", señaló la jefa de Gobierno en rueda de prensa después de mantener una reunión con el Gabinete de crisis.
Aunque el centro de Bangkok ha escapado a las inundaciones, extensas áreas situadas al norte y el este con una alta densidad de población han quedado anegadas por la tromba de agua procedente de la meseta central en dirección al mar o por el desbordamiento del río Chao Praya en varios tramos a su paso por la metrópoli.
En Bangkok, de la que se han marchado durante los últimos seis días cerca de un millón de residentes del total de 12 millones que pueblan la metrópoli, se han producido inundaciones en al menos nueve distritos, incluidos varios colindantes al centro neurálgico de la capital.
Durante varias semanas la población de Bangkok, ciudad situada a unos 20 kilómetros al norte de la desembocadura del río y en la que por todos lados hay muros hechos con sacos de arena, se preparó para afrontar un eventual desastre.
Cerca de 14.000 empresas, incluidas decenas de fábricas situadas en los siete polígonos industriales anegados, se vieron obligadas a cerrar debido a los daños causados por las inundaciones.
"Esperamos que después de que desaparezca el agua las zonas industriales recobren la actividad en tres meses si pueden reparar los daños causados a la maquinaria", dijo la primera ministra.
Varias fábricas extranjeras han informado en los últimos días de que se precisarán unos seis meses de trabajo y una fuerte inversión, antes de poder reanudar la producción.
Algunos gobiernos, incluidos los de España, Reino Unido y Alemania, han aconsejado a sus respectivos ciudadanos que pospongan los viajes a Bangkok y otras provincias afectadas que no sean esenciales.
Estas inundaciones, consideradas las peores registradas en el país asiático en medio siglo, han causado al menos 381 muertos y obligado a más de 150.000 personas a refugiarse en improvisados centros de acogida.
El desastre, cuyo coste económico rebasará los 6.000 millones de dólares, comenzó a finales del pasado julio con el desbordamiento de ríos y pantanos del norte y la región central, a causa de las copiosas lluvias del monzón y de tres tormentas tropicales seguidas.
El número de personas damnificadas por las inundaciones ronda los 2,5 millones y al menos 700.000 han recibido atención médica a causa de infecciones y otras enfermedades contraídas por contacto o consumo de agua contaminada.
Fuente: Agencia EFE