Conoce el barrio hippie de Bangkok

Taxonomy upgrade extras:

Los turistas jóvenes de bolsillo ajustado o reacios a gastarlo en otros menesteres que no sean los lúdicos de sus vacaciones en Tailandia han encontrado su tabla de salvación en una clínica gratuita del viejo barrio hippie de Bangkok. No hay ninguna silla libre en la sala de espera de la Clínica Surat, donde una veintena de personas con aspecto cansado, gestos de dolor y que hacen aspavientos esperan su turno para ser atendidas por el personal sanitario. Entre ellos hay ancianos, estudiantes, vendedores callejeros y turistas que aguardan con cierta paciencia en el segundo piso de un discreto edificio de Rambuttri, calle adyacente a Khao San, la zona que en su día formó parte de la ruta de Shangri-La que siguieron miles de hippies de medio mundo. Khao San, que nada tiene que ver con lo que fuera, es hoy una de las zonas con mayor ajetreo de la ciudad, repleta de pequeños hoteles y bares para la legión de 'mochileros'. Desde las escaleras que conducen a la clínica se oye el alboroto en la calle, el estruendo de un concierto de rock al otro lado de la pared y el incesante paso de motos y otros vehículos de tres y cuatro ruedas. Sin embargo, una vez que se traspasa la puerta del consultorio, una suave melodía de un hilo musical aleja al paciente del mundanal ruido. El director del centro que lleva su nombre, Surat Vongchangsilp, recibe desde un mostrador con una sonrisa a todo aquel que llega al pequeño hospital, conocido por casi todos en Khao San. Vongchangsilp ya es parte de la idiosincrasia del barrio, meca del turismo de mochila que recorre el sudeste de Asia. Propietario de numerosos edificios, hoteles y restaurantes, este empresario decidió en 2008 invertir parte de sus ganancias en la clínica, un proyecto que ayudara a los más necesitados en Khao San. "Todos somos iguales, independientemente del dinero que tengamos, yo no pregunto a la gente de dónde viene, simplemente le ofrezco un médico para que le atienda", explica Vongchangsilp. Su punto de partida es la ayuda al prójimo más necesitado, pero nunca podría haber imaginado que su iniciativa iba a amparar a tanto viajero llegado desde numerosos rincones del Planeta. "Aproximadamente 60% de los pacientes son locales y el resto extranjeros, proceden de todo el mundo... Cada día hay más gente que viaja con menor presupuesto", apunta el responsable del ambulatorio. La clínica ha atendido durante sus cuatro años de vida a cerca de 20 mil personas, y los gastos mensuales para sufragar los salarios de médicos y enfermeras y comprar medicamentos así como material ascienden a 200 mil bat (4 mil 750 euros), que salen íntegramente del bolsillo de Vongchangsilp. Todos los doctores hablan inglés, son licenciados en Medicina, tratan lesiones, diabetes, accidentes, problemas cutáneos, infecciones en oídos y ojos realizan análisis de sangre, además de pruebas de embarazo. Si diagnostican una enfermedad grave, envían urgentemente al paciente a un hospital dotado de tecnología, pero a la mayoría le basta con los primeros auxilios, como es el caso de Tee, atacado por un perro cuando caminaba por una calle. Este tailandés llegó hace unos años a Bangkok en busca de nuevas oportunidades desde la ciudad de Chiang Mai, en el norte del país, y estudia inglés en la universidad mientras hace de camarero en un restaurante israelí de Khao San. "Es la primera vez que vengo, mis compañeros me hablaron de este lugar y como trabajo para pagar mis estudios decidí acudir a que me atendiesen y así poder ahorrar algo de dinero", dice el joven. A media tarde irrumpe en la clínica la primera extranjera de la jornada, una joven inglesa llamada Claire. Vongchangsilp toma sus datos y le pregunta sobre su dolencia, unas inflamaciones por picaduras de supuestos insectos en las piernas aparecidas al despertar en su hostal, uno de los tantos de módico precio abiertos en Khao San. "Fui a la farmacia en busca de alguna crema para calmar el picor, y la dependienta me aconsejó que viniese aquí ya que no tenía muy buena pinta", explica la muchacha, de 25 años. Las dolencias que más afectan a los extranjeros son quemaduras de sol, reacciones alérgicas al marisco o enfermedades de transmisión sexual. El ambulatorio abre sus puertas cada día de 5 de la tarde a 9 de la noche, librando los miércoles, y los sábados atiende al público por las mañanas para realizar análisis de sangre. Fuente: AFP vía Terra