Bajos fondos: una fábrica de bebés en Asia

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La mujer moderna y adinerada no tiene necesidad de sufrir los estragos del embarazo, dice 'Babe 101: vientres de alquiler eugenésicos'. En su material promocional, la red con sede en Asia habla del embarazo como si fuera una enfermedad. Entre sus síntomas incluyen la “pérdida de intimidad”, el crecimiento “que deforma” el cuerpo y, por supuesto, “los dolores del parto”.

¿La solución que ofrecen? Fertilizar a una extranjera que será alimentada con nutritivas comidas, alojada en una zona residencial de las afueras de Bangkok, a la que se realizará un seguimiento durante todo el día y a la que se le controlará cuidadosamente los horarios de sueño, descanso y vigilia. “Es una opción bastante acertada”, dice el vendedor de la agencia chapurreando un defectuoso inglés, “para las mujeres que desean tener niños pero no tienen tiempo para el embarazo”.

Babe 101, que opera en Tailandia, Camboya, Vietnám y Taiwán, Babe 101, es tajante en su misión. Mientras que otras agencias rechazan a las mujeres que buscan vientres de alquiler en aras de la belleza y la comodidad, Babe 101 les da la bienvenida. Y para las mujeres que no han tenido éxito con los programas de fertilidad, el equipo les presenta un catálogo de encantadores donantes de óvulos con un deseable ADN posando en pantalones cortos en una piscina.

Aunque es legal en Estados Unidos y prospera en la India, comerciar con los vientres de alquiler está prohibido en Asia. Muchos gobiernos (incluyendo a Tailandia y Taiwán), se sienten incómodos ante el dilema ético de parejas sanas que pagan a mujeres comparativamente más pobres para que engendren a sus hijos.

Pero, según la policía tailandesa, Babe 101 es una muestra del nacimiento de un nuevo fenómeno: las redes de vientres de alquiler reducen costes a través de la trata de seres humanos. La policía ha cerrado la agencia, que está acusada de engañar a muchas mujeres utilizadas como vientres de alquiler con la promesa de un puesto de trabajo que no esté relacionado.

A finales de febrero, la policía allanó la sede de Babe 101 en Bangkok, una casa cerrada de dos pisos en un barrio tranquilo. Encontraron allí a 15 mujeres, todas ellas vietnamitas. Dos acababan de dar a luz y siete estaban embarazadas, entre ellas una mujer embarazada de 20 semanas de gemelos, según el ministerio de salud pública de Tailandia.

El ministro de salud, Jurin Laksanawisit, anunció rápidamente el arresto del personal de Babe 101: cuatro taiwaneses, un chino y un birmano. “Según la ley, sólo podremos acusar a la agencia y a los hospitales de tráfico humano si hicieron la inseminación ilegalmente”, ha explicado.

Las mujeres, ha añadido, serán tratadas como víctimas y no como criminales. La mayoría estaban de acuerdo en ser vientres de alquiler, dice la policía, aunque algunas fueron engañadas.

La operación ya está afectando a los sistemas legales de cuatro países, despertando un debate vertiginoso sobre la custodia.

El Gobierno tailandés ha prometido que realizará tests de ADN para determinar a los padres de los niños que van a nacer. Pero, una vez que han nacido, ¿quién tiene los derechos sobre esos niños? ¿Las mujeres que pagaron para llevárselos? ¿O los padres naturales que los entregaron a cambio de cuantiosas sumas de dinero para tener un bebé que llevara sus genes?

“Estos gobiernos se enfrentan a algo que es totalmente nuevo”, explica Phil Robertson, subdirector de Asia de la organización Human Rights Watch. “Sencillamente, va más allá de la creencia de la mayoría de la gente”.

Human Rights Watch no ha adoptado todavía una posición oficial sobre los vientres de alquiler a nivel internacional per se, dice Robertson. “Como a muchos otros, nos ha pillado por sorpresa la novedad de este tema”, aclara. “Cuando el gobierno lo investigue y explore estas tretas de dudosa ética, tienen que recordar que estas mujeres son víctimas… en una situación vulnerable, siendo explotadas y controladas”.

'Babe 101: vientres de alquiler eugenésicos', también opera bajo el nombre de 'Baby 101', anunciando dos tipos de servicios: vientres de alquiler y donación de óvulos.

Para las mujeres que no pueden concebir o para las que no desean pasar por el embarazo, la agencia ofrece un pack de vientres de alquiler por 32.000 dólares (unos 22.600 euros). Una pareja suministra el esperma y el óvulo y elige el sexo de su futuro bebé. Se selecciona a la mujer que va a ser el vientre de alquiler. La compañía lleva a esta mujer a una casa en la que están otras mujeres que también son vientres de alquiler donde realizan estrictos controles de su horario y su dieta.

Para las parejas que no pueden tener un óvulo sano, Babe 101 también ofrece más de 40 “donantes orientales cuidadosamente seleccionados”. Su book de fotos tiene la misma estética que un servicio de citas, chicas sonrientes de piel dorada sonríen dulcemente a la cámara. La mayoría son fotografiadas en una piscina y luciendo pantalones cortos.

Estas mujeres únicamente se publicitan como donantes de óvulos. Pero incluso las madres que actúan como vientres de alquiler y proporcionan sus cuerpos pero no su ADN son seleccionadas en función de su apariencia física.

Las solicitudes para ser una madre de alquiler se realizan de forma online y deben responder si son “bonitas” o están “en la media”. También deben especificar su tamaño de ojos y si tienen un único pliegue de los párpados, un rasgo étnico común en los asiáticos, o si tienen “doble párpado”, común en otras etnias.

Una visita realizada por la policía a la casa donde se alojan las madres de alquiler parece demostrar que Babe 101 cumplía muchas de sus promesas. Como anunciaba, la casa está ubicada junto a un lago de palmeras en una zona residencial de primer nivel vigilado durante todo el día. Cuesta vincular a esta casa de dos plantas, pintada de azul y con baldosas de color rojo, con las palabras “trata de seres humanos”.

“El problema es que no podían salir", asegura una trabajadora tailandesa asistente social que ayuda a las mujeres rescatadas. Pide que se respete su anonimato para evitar represalias ante sus comentarios sobre un caso que está abierto. “Los jefes retenían sus pasaportes y el dinero. No podían salir a la calle si alguien no iba con ellos”.

En cierto modo, la empresa habla de este alto grado de control en la versión china de su página web. Las mujeres que actúen como vientres de alquiler “serán acompañadas”, mientras caminan por la comunidad, dice la web, que también explica que se despertarán a las 7 de la mañana, comerán a determinadas horas específicas y se acostarán a las 10 de la noche.

“Lo único que necesitan hacer las mujeres que sean vientres de alquiler es cuidar tanto del feto como de ellas mismas”, dice la web. Las llamadas al número de Babe 101 eran atendidas en chino. Cuando un hablante tailandés cogió el teléfono, declinó dar su nombre pero confirmó que la empresa estaba cerrada.

En su web, la compañía asegura que se garantiza a los clientes que “el cumplimiento de la ley es absoluto”. “100% de tranquilidad, no tienes que preocuparte”. En la versión china de la web, un hombre que se identifica como el fundador de la compañía también hace una ardua defensa ante la persecución legal.

“Baby 101 no es una estafa y no hace ningún daño ni a la nación ni a la sociedad”, dice un post. “Recurrir a un vientre de alquiler es la única esperanza para las parejas estériles”.

Las mujeres vietnamitas encontradas en la sede de Baby 101 están ahora ubicadas en un refugio del Gobierno tailandés. “Su estado de salud es bueno”, dice la trabajadora social. “Estoy intentando localizar a sus familias”.

Pero este caso sin precedentes presenta muchas complejidades, especialmente en lo que respecta a los supuestos derechos que tienen los tutores de los niños que están por nacer, y probablemente suponga involucrar a las mujeres en largos procedimientos legales y policiales. “Hay que intentar entender a todos los involucrados”, considera Robertson, “incluyendo a dónde han ido a parar los niños anteriores”.

Pero puede ser muy difícil encontrar esa información. De acuerdo con un anuncio promocional de Babe 101, se promete tanto a las madres que se prestan a ser madres de alquiler como a los clientes que no tendrán absolutamente “ningún vínculo” y que “después de que se cumpla el contrato, se destruirá la información bilateral”.

Fuente: LaInformacion.com vía traducción de un artículo de GlobalPost

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