Uno de los funcionarios de la embajada española, que se ha identificado como miembro de la oficina de defensa, ha enviado de forma masiva un virus con una estafa a una lista de correo de personas de habla hispana en Tailandia.
El suceso no sería relevante sino fuese porque es una embajada de España en donde los estándares de seguridad informática deberían ser lo bastante elevados como para al menos no permitir que un simple virus que trata de vender productos chinos se introduzca en uno de sus equipos (y por extensión es coherente pensar que en su red) y sea enviado a su lista de contactos.