Los dos principales partidos tailandeses cerraron hoy la campaña electoral previa a los comicios del domingo, los primeros desde los disturbios que el año pasado acentuaron la crisis política que Tailandia atraviesa desde el último golpe de estado.
Las elecciones, de las más reñidas de cuantas se han celebrado en más de una década y a pesar de eso de las menos violentas, ponen al país asiático en la encrucijada entre la reconciliación nacional y una mayor desestabilización.
Tailandia ha llegado a este cruce a raíz de las tensiones entre las dos facciones políticas que son un reflejo de la fractura social que emergió con el golpe de estado perpetrado en 2006 contra el gobernante electo, Thaksin Shinawatra, mentor ahora del partido que aventaja en intención de voto a las otras 39 formaciones.
La profunda división en la sociedad tailandesa, resultado de la propensión de sucesivos gobiernos a prestar mayor atención a la población urbana que a la del medio rural, aumentó el pasado año con el estallido de las protestas contra el Gobierno del primer ministro en funciones Abhisit Vejjajiva, jefe del Partido Demócrata.
Un total de 92 personas murieron y más 1.800 resultaron heridas en las calles de Bangkok a causa de la explosión de artefactos y los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los llamados "camisas rojas", aliados del partido opositor Puea Thai (de los Tailandeses)
Aunque a los comicios se presentan cuarenta partidos, en la pugna por formar el próximo gobierno están sólo los dos bandos rivales: el de los seguidores del Partido Demócrata y el de los partidarios del Puea Thai liderado por Yinluck Shinawatra, de 44 años y hermana menor de Thaksin.
Los últimos sondeos de intención de voto indican que el partido que tiene a Yinluck como cabeza visible desde hace apenas dos meses, puede obtener hasta 240 del total de 500 escaños que componen el Parlamento, mientras que a la formación Demócrata le conceden de 170 a 200 asientos.
Con esa desventaja anunciada por las encuestas, Abhisit reiteró a que la derrota de su formación supondrá para Tailandia alargar el conflicto político.
"Creo que el país estará amenazado por nuevos alborotos y se perderá una gran oportunidad para solucionar la situación si es rechazado el sendero que propone seguir el Partido Demócrata", dijo Abhisit antes de intervenir en el último mitin en el casco viejo de Bangkok.
Por su parte, Yingluck, sin experiencia previa en política y formada profesionalmente en las empresas del grupo del poderoso clan Shinawatra, puso fin a la campaña con promesas sobre programas de asistencia al medio rural similares a los que hicieron a su hermano tremendamente popular, sobre todo en el norte y noreste del país.
Sin una ideología que los distinga, los partidos han proclamado su patriotismo durante la campaña y prometido destinar abultados presupuestos a obras de infraestructura, elevar los salarios, recortes de impuestos y hasta tabletas electrónicas gratis.
La victoria electoral de la formación de Thaksin supondrá un serio revés para los generales que dieron el golpe de estado y la elite que junto a otras fuerzas sociales apoyaron la intervención militar.
Y al contrario, un triunfo Demócrata encenderá los ánimos de los llamados "camisas rojas", que pese a la detención de sus principales cabecillas bajo la acusación de "terrorismo" por haber instigado las protestas del año pasado, ha continuado con su campaña de acoso al Gobierno de Abhisit.
El jefe del Ejército, general Prayud Chanocha reitera que los militares respetarán los resultados, pero también de forma directa o indirecta, ha aconsejado en público al electorado a prevenir que estos sean iguales a los pasados comicios, en los que venció el partido afín a Thaksin
Las Fuerzas Armadas han tenido influencia en la política desde que en 1932 la monarquía absolutista fue reemplazada por la constitucional, y desde entonces han perpetrado 18 golpes de estado, casi tantos como constituciones ha tenido el país durante estas ocho décadas.
Fuente: Agencia EFE