El Ejército de Tailandia reforzó hoy su despliegue en la zona de la frontera que disputa con Camboya tras 24 horas sin enfrentamientos cerca del templo de Preah Vihear, donde las aldeas próximas han sido evacuadas.
Largos convoyes militares formados por decenas de vehículos, unos con ametralladoras y otros tirando de piezas de artillería de diferente calibre, llegaron a lo largo de día a los acuartelamientos ubicados en las proximidades de la localidad fronteriza de Kantharalak, junto a varios cientos de soldados.
La llegada de refuerzos a la zona comenzó un día después de que las tropas tailandesas y camboyanas libraran un nuevo combate por cuarto día consecutivo y a pesar del alto el fuego pactado entre las dos partes.
Por la carretera de unos 30 kilómetros que conecta las ruinas del milenario templo de Preah Vihear con Kantharalak, circulan vehículos militares a gran velocidad y de la Policía cargados de efectivos de la brigada de vigilancia fronteriza, pero pocos son los civiles que van en una u otra dirección.
Esta zona en la que antes de que estallará el conflicto hacía parada y fonda el turismo que visitaba Preah Vihear y en la que días atrás cayeron varias decenas de obuses disparados por las tropas camboyanas desde el otro lado de la frontera, está deshabitada.
En los porches de las casas se observan las señales de que los aldeanos dejaron sus hogares a toda prisa, que se fueron con lo puesto y dejaron atrás a sus perros, gatos y animales domésticos al cuidado de un puñado de voluntarios que si se han quedado para prevenir los saqueos.
Nopadorn, de 42 años, es uno de entre ese puñado de voluntarios que ha decidido quedarse en Phum Srol para cuidar de su modesta casa y de las de cerca de un centenar de familias que en circunstancias normales residen en la aldea por 200 bats al día (unos 7 dólares).
Al anochecer, este hombre se cuelga en la espalda dos carabinas y va de un lado a otro de la aldea entre el constante ladrido de los perros que guardan las casas a la espera de sus amos.
"A mi no me asustan las bombas, hace unos años una casi me mata", dice iluminándose con su linterna el torso desfigurado por las cicatrices.
Un total de doce casas de esta aldea de campesinos situada a tiro de piedra de la zona cuya soberanía se disputan Tailandia y Camboya, fueron destruidas por los obuses que pasaron justo por encima de la escuela cuando en esta se encontraban los chiquillos.
"A mi amigo la metralla le arrancó la cabeza", lamenta.
Según la versión oficial tailandesa, dos personas han muerto, entre ellas un militar, y cerca de una decena han resultado heridas desde que estallaron los enfrentamientos, el pasado viernes.
Por su parte, Camboya mantiene que cinco nacionales han muerto y otras 45 personas han resultado heridas.
Entretanto, en el lado tailandés cerca de 15.000 personas han abandonado sus hogares y de este número unos 3.000 se albergan en el centro deportivo municipal de Kantharalak, en cuyo campo de fútbol han levantado unas tiendas de nailon que se niegan a emplear.
"Aquí no hay quien esté, hace demasiado calor", se quejaba un anciano mientras buscaba una sombra para él y para su pájaro enjaulado.
En el trasfondo del conflicto sobre la soberanía de esos metros de terreno agreste está la explotación comercial de Pheah Vihear, un monumento situado en lo alto de un acantilado y al que hoy día es más sencillo acceder desde territorio tailandés que camboyano.
Camboya y Tailandia arrastran el conflicto desde julio de 2008, cuando la UNESCO reconoció Preah Vihear como Patrimonio de la Humanidad en Camboya.
Tailandia, país para el que Preah Vihear es importante para promocionar el turismo en ese rincón del país, admite que el conjunto monumental se encuentra en territorio camboyano, tal como sentenció en 1962 la corte internacional de la Haya, pero reclama una zona de 6,4 kilómetros cuadrados situada en los alrededores.
Los dos países firmaron en 2000 un memorándum de entendimiento para crear una comisión bilateral que se encarga de delimitar la frontera.
Fuente: Agencia EFE